(Ahora que
definitivamente...
La palabra amistad no
siempre conlleva tener a tu lado una persona que se pueda considerar amiga.
Todos conocemos la
falsedad, todos hemos sido falsos alguna vez.
Duele, claro que duele. Duele ver como alguien, por quien siempre
has dado todo (dejando a un lado que concepto "todo" no tenga el
mismo significado para todos), por quien has luchado, hoy en día no sea nadie.
Cuando una persona pasa a ser nadie, no hay nada más que
hacer. Cuando sus reivindicaciones no son más que argumentos que no
tienen coherencia alguna en tu cabeza, no hay nada más que hacer, cuando miras
a esa persona y no captas por ningún rincón de su personalidad quien
era anteriormente y no conoces quien maneja los hilos de su mente no hay nada
más que hacer.
Y todo esto, todo este estado de pasividad y de indiferencia
viene producido por el cansancio, el agotamiento, el agobio... No hablemos de
orgullos, el orgullo es un exceso de arrogancia, un exceso de estima propia.
El orgullo ni se podría mencionar en esta ocasión.
Si algo he aprendido es que los amigos van y vienen. Los de
verdad, no siempre se quedan, algunas veces también se marchan. Con
suerte, nos daría tiempo a decirles adiós. Pero aveces cuando nos queremos dar
cuenta, ese amigo, ya no es nadie, ya no puedes decirle adiós.
...todo me da igual)
No hay comentarios:
Publicar un comentario